Si me
preguntas para que soy bueno, te decepcionarías de mí, porque la verdad es que
no soy bueno para nada, me gusta sentarme en la banca del parque, viendo pasar
los acontecimientos, me gusta vagar por las calles de los viejos barrios populosos de la ciudad Guatemala, embrujada por sus gobiernos, soy como la yerba que crece, viendo al astro rey levantarse lentamente por el día y por las
noches caer en el sueño profundo del que nada debe, ya perdone a los demás y en especial a mi.
Soy mal
ejemplo para las nuevas generaciones, así que mi niña de ojos de miel, mis aspiraciones de éxito se fueron en el
pasado, mis aspiraciones de dinero son como mis necesidades diarias, no deseo
ni quiero nada, porque la realización de la vida ya la tengo, aquí en lo
profundo de mi corazón.
Camino
solo como el lobo de la montaña, me dejo llevar por el viento, soy la nube que
flota por el cielo azul de tus ojos llorosos, no es que no te quiera a ti,
claro que te quiero, solo que no me apego a este mundo, si quieres estar
con migo, no me quieras con ese sentimiento, libérate de ti, libérate
de mí y de los demás que quieren atarte
a las normas sociales, pero eres libre para escoger, al final de cuentas, yo solo soy el
bueno para nada, no te convengo, por las noches miro las
estrellas a donde quiero regresar, no soy de este mundo y no quiero ser, soy de
la nada, de la no forma.
En el
bosque juego con los cuervos, hablo con los árboles, el viento me acaricia con
amor de madre, debajo de los puentes se esconden los duendes, en las riveras de
las ríos cantan las hadas, en los caminos solitarios rondan las almas sin pena
como yo, no soy de este mundo, ni del mundo de los extraterrestres, sin duda estos, desde
su fantástica nave espacial ven destruirse
este planeta, ellos deben de pensar, “pobres
seres humanos están ciegos por la
codicia”.
Aquí
sentado, a tu lado mi querida niña,
teniendo como paisaje este verde campo de flores, en donde se posan las avispas
en su afanoso que hacer diario, mi corazón palpita de alegría y libertad por la
humilde vida que mi Dios me dio y mi ser vive.
autor: Martin Cabañas
autor: Martin Cabañas
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