jueves, 25 de julio de 2013

EL CUERVO

El cuervo se subió a la moto, esa moto alada que siempre quiso y ahora tiene, de color negro como la noche de invierno, estilo chopper brillante como la luna llena, el cuervo sobre su moto vuela libre por las calles, no importa el tráfico pesado de las horas pico, mejor si se ha tomado algunas cuantas cervezas.

Y  vuela, vuela como el cuervo con su chumpa de cuero negra y su moto alada de renegado sin causa, vuela aun mas alto con el alcohol circulándole por las arterias , un día quiso volar alto, un poco de polvo en el pavimento le hizo patinar y callo como a la velocidad que iba.  El destino le jugo una broma y  fue a caer literalmente en manos de la policía, los agentes del orden corrieron a socorrerlo de su estruendosa caída, pero al verlo notaron que el de la moto alada estaba ebrio, el conductor sin como poder escapar tuvo que  reconocer su gran error, así que golpeado, ebrio y humillado tuvo que suplicar por su libertad.

La moto alada era prisionera de su propia conducta y como escapar de su semejante situación, todo estaba en su contra, el cuervo se vio así mismo en una jaula donde toda su libertad había muerto por unos cuantos tragos, así que el renegado sin causa, volador de fantasía recibió de los jueces policiacos, quienes tomaron la justicia entre las manos,  llegando al veredicto, después de recibir una cantidad de billetes, dejar  en libertad a la moto alada y a su piloto el cuervo renegado sin causa, naturalmente después de escuchar una serie de sermones de moralidad. El cuervo subió  a su moto alada y se perdió  en el horizonte.

En una tienda  de venta de licor, intento  comprar más cerveza, pero algo lo detuvo pensaba que se merecía lo que le había ocurrió y que no es correcto conducir en ese estado, hoy había tenido suerte, mañana quizás su libertad estaría tirada a la basura.
Ahora el cuervo, vuela en su moto alada en plena libertad en una ciudad donde la justicia, no es impartida por el hombre sino el resultado de los actos y que tarde o temprano se cae.


El cuervo guarda de su caída un dolor en el orgullo, una cicatriz y la experiencia de lo que no se tiene que hacer, así que vuela alto cuervo renegado, muy alto pero sobrio.

autor: Martin Cabañas

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